Como el Sábado fueron todo bajadas, el Domingo quedamos para endurear Guillermo, Carlos y el menda, de modo que a las 8:30 salimos de la rotonda "Puerta de Espadán" con dirección norte para despues de 50 minutos de pedaleo llegar hasta la elevación más grande de la Vall; cada cual como pudo llegó hasta el mitico MURO de Peñalba despues de masticar desniveles superiores al 20% Ya en las antenas y despues del consabido oteo en la busqueda visual de Columbretes, iniciamos la senda de las curvitas camino del collao d´aigualit; despues del primer tramo recto descubrimos con agradable sorpresa un peralte artesanalmente construido que da salida a un escalón que se puede saltar; continuamos serpenteando por las crestas hasta llegar al cortao morocho donde tambien se ha practicado una cosmetica actuación, mellando una cresta que dificultaba mucho la trazada; como siempre Guillermo lo pasa y los demas miramos (siempre ha habido clases, je,je) Nos internamos en la pinada despues de un tramo de rocas incrustadas en el suelo para acceder a la zona técnica que disfrutamos a placer, repitiendo y buscando la trazada perfecta que contribuye al engorde técnico de los asistentes.(curvitas=academia de la técnica) El ultimo escalón (el embudo) pone final a la primera bajada.
A veinte metros conectamos con los hippies y en los escalones de la primera curva Carlos me lanzó unas veinte maldiciones por no avisarle del panorama; a partir de ahi todo maravillas en una clásica sin desperdicio; cada cual le imprimió su ritmo personal hasta llegar al atajo del
regallón (ver foto de archivo con Merida rigida, horquilla de 60 y frenos V-Brake)) donde el personal se corrió como pudo. Finalizamos sin mácula en el barranco para dirigirnos al esperado almuerzo. Despues de disfrutar de la gastronomía de Ximo Box y como final de la mañana, hicimos los toboganes de Pipa con salida por la rambla del caganer, llegando por la tubería hasta el four cross de Sant Josep donde el rider saltarín (Guillermo) nos regaló sus piruetas y saltos diversos.
"Como no todos los riders son fiables, continuamos sin conocer la senda los pepes de Onda"
A veinte metros conectamos con los hippies y en los escalones de la primera curva Carlos me lanzó unas veinte maldiciones por no avisarle del panorama; a partir de ahi todo maravillas en una clásica sin desperdicio; cada cual le imprimió su ritmo personal hasta llegar al atajo del regallón (ver foto de archivo con Merida rigida, horquilla de 60 y frenos V-Brake)) donde el personal se corrió como pudo. Finalizamos sin mácula en el barranco para dirigirnos al esperado almuerzo. Despues de disfrutar de la gastronomía de Ximo Box y como final de la mañana, hicimos los toboganes de Pipa con salida por la rambla del caganer, llegando por la tubería hasta el four cross de Sant Josep donde el rider saltarín (Guillermo) nos regaló sus piruetas y saltos diversos.
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