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miércoles, 22 de octubre de 2008

Crónicas del rider-Senda del carajillo

Como el sábado se puso a llover de buena mañana no hubo más remedio que atrincherarse en Alfondeguilla a esperar que escampase, y de paso un almuerzo que apetece y un carajillet que parece que refresque. Hecho lo propio y para calentar empezamos la del cementerio; ya se sabe, nunca defrrauda con su pasarela, sus cortados de flechas, su escalón traicionero, las raices, el escalón ciego de las chumberas...enfín con un agarre teen y a pesar de mojada sin resbalones. De segundo plato, ya avanzada la mañana casita de madera que tampoco resbala y al igual que la anterior estába exenta de barro. Aprovechamos una mañana que amaneció lluviosa y salvo una sútil polémica sobre la colocación de las bicis en el remolque, la fiesta fue un éxito a pesar de la que cayó inicialmente. Ah, se me olvidaba: la Kona de Naxo tiene vida propia y decidió bajarse del remolque desatandose las cintas al estilo Houdini (je, je)

domingo, 12 de octubre de 2008

A mal tiempo.... ¡¡¡ QUE PASADA !!!

El Sábado quedamos por quedar (teniamos previsión del 95 % de lluvia en Espadán) Hubo de hecho gente que desistió en el último momento (craso error) Carlos y los Valero me llamaron a las 7:45 de la madrugada para confirmar el vuelo: joder que cabritos con la que va a caer y vienen, pense mientras buscaba de nuevo el calor de mi cama. Y al final el día fue totalmente opuesto a la expectativa, convirtiendose en una jornada memorable e impresionante, vamos de las que hacen afición
A las 9:45 estamabos arriba del todo preparados para bajar la radical de Chóvar, gracias al apoyo logistico que se presentó con dos todo-terreno y remolque lo cual sin duda contribuyó a una mayor concentración de disfrute a costa de nulo empujing y pedaleo.
La rádical empapada y con visibilidad limitada a cinco metros más parecía un bosque tanzano que una senda en Espadán. Naxo por delante se distanció rádidamente, despues iba yo trazando como podía por ese pedazo precipicio, sorteando los bolos rodenos mienras oía el crujir de la arena empapada que arrastraba mi rueda trasera en su aferrada frenada; por detrás se oian los gritos de Paco y Carlos que desbordaban su adrenalina detras de la espesa niebla. En el segundo tramo hubo que poner mucha atención a la torrentera de senda que exigía una trazada y ritmo precisos; toda una gozada inolvidable y con la ropa interior todavía seca.
En principio ibamos a hacer solo esa bajada, pero con el cuerpo tan agustito como llevabamos se decidió rematar con Talibanes; aquí la cosa se humedeció algo más con una llivia incesante que afinaba a cada paso; no bajamos la senda de Talibanes sino el arroyo de talibanes. Los guantes resbalaban con la empuñadura, la visera del casco hacía las veces de gargola, expulsando el agua a chorros: Naxo se llevó todo el agua de los matorrales aparte la que caia; mi freno sonaba como una peli underground, y la senda, que recordaba la ruta Ho Chi Min invitaba a volar fantasiosamente a la caza del vietcom.


Nunca recuerdo haber disfrutado de naturaleza y bicicleta como este día. No hay adjetivos que definan el cúmulo de sensaciones experimentadas y el buen rollete que se vivió desde el primer momento. Ahi os dejo unas fotos de Paco y Naxo que hicieron con el movil.




MERECIÓ LA PENA LA CHOPÁ,




¡¡¡¡ QUEREMOS AGUA, QUEREMOS AGUA, OE OE OE !!!!