Dos días antes y ya estoy inquieto con la idea de bajar el Sábado por el Passamá.Una pequeña preocupación que se va repitiendo cada vez que dibujo mentalmente cada parte de ese brutal recorrido; esas acantiladas curvas que se asoman al abismo me evocan los dolores de mi magullado cuerpo humano. Hoy he quedado a las 9 en Alfondeguilla con el batallón de élite de los osos: Naxo y su lugarteniente Chechu, puntuales como un clavo remontamos hasta la curva de la senda para rememorar viejos tiempos y calentar con el Nido; hacía más de un año que no la pisabamos y retomamos el regustillo de lo extremo; técnica y rádical aunque breve nos deja listos para acometer la bajada de los toboganes: el conjunto de Nido más toboganes es como el equivalente al Passamá pero con tres vueltas de tuerca menos.Almuerzo en Casa Ximo y vuelta arriba; en esta ocasión comenzamos desde el repetidor por la senda de los almendros hasta llegar al acantilado de la foto; a partir de ese momento el pulso se acelera y las sensaciones de placer/castigo son una constante hasta salir al barranco.
domingo, 17 de mayo de 2009
Crónicas del Rider: Nido, Curvitas y Passamá
Dos días antes y ya estoy inquieto con la idea de bajar el Sábado por el Passamá.Una pequeña preocupación que se va repitiendo cada vez que dibujo mentalmente cada parte de ese brutal recorrido; esas acantiladas curvas que se asoman al abismo me evocan los dolores de mi magullado cuerpo humano. Hoy he quedado a las 9 en Alfondeguilla con el batallón de élite de los osos: Naxo y su lugarteniente Chechu, puntuales como un clavo remontamos hasta la curva de la senda para rememorar viejos tiempos y calentar con el Nido; hacía más de un año que no la pisabamos y retomamos el regustillo de lo extremo; técnica y rádical aunque breve nos deja listos para acometer la bajada de los toboganes: el conjunto de Nido más toboganes es como el equivalente al Passamá pero con tres vueltas de tuerca menos.Almuerzo en Casa Ximo y vuelta arriba; en esta ocasión comenzamos desde el repetidor por la senda de los almendros hasta llegar al acantilado de la foto; a partir de ese momento el pulso se acelera y las sensaciones de placer/castigo son una constante hasta salir al barranco.
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