Crónicas del Rider.- Radical de Chóvar y Talibanes

Vista la previsión de lluvia con el 90 % de probabilidad, dejamos Mosquera II para otro día y nos vamos a lo seguro sin empujing. Empezamos la mañana con buen pie ya que han hormigonado de lujo la subida a la nevera por la parte alta; el coche como una seda hasta la misma entrada de la radical; nos equipamos siguiendo el ritual, estiramientos varios con un cielo totalmente nublado que de momento no amenaza lluvia; a la una, a las dos y a las tres y ya estamos en orbita sujetando los hierros hacia abajo. La bajada especialmente reseca admite pocos errores con los frenos; el primer tramo más técnico entre la vegetación resulta curiosamente más facil debido al mejor agarre pero cuando salimos de la vegetación, la gravilla rodena suelta y polvorienta intenta a toda costa tumbarnos lateralmente; nos reagupamos en el descansillo de las rocas para iniciar el tramo de la senda torrentera, un poco mas indigesta de lo habitual por el sembrado de bolos que desestabilizan en todo el recorrido; las fuentes y charcos que suelen adornar el recorrido hoy son un recuerdo. Encaramos el encadenado de curvas 180º hacia el barranco que en esta ocasión tambien resulta más facil por la ausencia de musgo, llegando a los almendros con las fuerzas justas y el cuerpo empapado. Todo a pedir de boca con ceros a gogo; Paco desbordante de alegría por su cero absoluto; de ahí a la carbonera al avituallamiento.
La segunda bajada, un clásico de primera: Talibanes (Castro) que siempre deja agradables sensaciones. Bajadita agrupada en toda su extensión con un respetable suelo que exige total concentración. Paradita en la fuente de la Penyeta y nuevamente en el mirador del barranco donde los allí presentes sentamos catedra en el asunto meteorológico: " la borrasca se aleja porque el viento ha rolado a nordeste" "este lugar tiene un microclima especial" " Se pondrá a llover a las siete de la tarde".....etc. Retomamos el último tramo de la bajada adornando la pose con los saltos de las losas (que suave brinca mi Kona) hasta llegar con "la calma" al final del recorrido en Alfondeguilla. Recogida de remontes y a casa un Sábado más libres de toxinas crisiles y satisfechos por lo visto y lo sentido.